Las protagonistas de esta pieza son dos actrices retiradas que trabajan en una asociación de actores (SAGAI). Su misión es reconocer compañeros no acreditados en películas antiguas para que ellos – o sus familiares – cobren las regalías de exhibición. Todos los martes visualizan una película distinta. La instalación presenta una de estas visualizaciones y está compuesta por dos videos simultáneos que se presentan en dos pantallas enfrentadas: en una pantalla vemos la película visualizada: El hombre de la esquina rosada, y en la otra a las visualizadoras viendo la película y reconociendo a los actores no acreditados en el film.

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